Diario de Santa Faustina 229-245


          
La pequeña novicia de Jesús – Sor Faustina

229                 6) + Al comienzo de los ejercicios espirituales Jesús me dijo:  En estos ejercicios espirituales, seré Yo Mismo quien dirija tu alma; quiero confirmarte en la tranquilidad y en el amor.  Y así me transcurrieron los primeros días.  Al cuarto día comenzaron a atormentarme grandes dudas de que ¿no me encontraba, acaso, en una falsa tranquilidad?  De pronto oí estas palabras:  Hija Mía, figúrate que eres la reina de toda la tierra y que tienes la posibilidad de disponer de todo según te parezca; tienes toda posibilidad de hacer el bien que te agrade y de repente, a tu puerta llama un niño muy pequeño, todo tembloroso, con lagrimas en los ojos, pero con gran confianza en tu bondad y te pide un pedazo de pan para no morir de  hambre, ¿Cómo te comportarías con este niño?  Contéstame, hija Mía.  Y dije: Jesús, le daría todo lo que me pida, pero también mil veces más.  Y el Señor me dijo:  Así Me comporto Yo con tu alma.  Durante estos ejercicios espirituales no solamente te daré la tranquilidad, sino también tal disposición de ánimo, que aunque quieras inquietarte, no podrás.  Mi amor ha tomado posesión de tu alma y quiero que te fortifiques en él.  Acerca tu oído a Mi Corazón y olvídate de todo, y considera Mi inconcebible misericordia.  Mi amor te dará la fuerza y el ánimo que te es necesario en esta obra.

230                 Oh Jesús, Hostia Viva, Tú eres mi madre, Tú eres todo para mi.  Vendré a Ti, oh Jesús, con sencillez y con amor, con fe y con confianza.  Compartiré todo Contigo, como un niño con la madre amada, los gozos y los sufrimientos, en una palabra todo.

231                 Cuando pienso en que Dios se une a mí por medio de los votos o más bien yo a Él, nadie puede comprender lo que experimenta mi corazón.  Ya ahora Dios me da a conocer toda la inmensidad de su amor con el que me ha amado ya antes de los siglos, mientras yo he comenzado a amarlo solamente en el tiempo.  Su amor es grandísimo, puro y desinteresado y mi amor hacia Él es para conocerlo.  Cuanto más lo conozco, tanto (107) mas ardiente y fuertemente lo amo y mis acciones son más perfectas.  Sin embargo cuando pienso que dentro de pocos días voy a hacerme una sola cosa con el Señor por medio del voto perpetuo, un gozo tan inconcebible inunda mi alma que no logro describirlo en absoluto.  Desde la primera vez que conocí al Señor, la mirada de mi alma se ha hundido en Él por la eternidad.  Cada vez que el Señor se acerca a mí, y se produce en mí un conocimiento mas profundo, crece en mi alma un amor más perfecto.

232                 +  Antes de la confesión oí en el alma estas palabras:  Hija Mía, dile todo y descubre tu alma delante de él como lo haces delante de Mi.  No tengas miedo de nada; para tu tranquilidad pongo a ese sacerdote entre Yo y tu alma, y las palabras que te contestará son Mías.  Descubre delante de él las cosas más secretas que tienes en el alma.  Yo le daré luz para que conozca tu alma.

233                 Al acercarme a la rejilla sentí en el alma una facilidad tan grande para hablar de todo, que mas tarde yo misma me extrañaba.  Sus respuestas dieron a mi alma una tranquilidad muy profunda.  Sus palabras fueron, son y quedaran para siempre unas columnas de fuego que iluminaron y seguirán iluminando mi alma en su aspiración a la máxima santidad.

Las indicaciones que recibí del Padre Andrasz, las tengo apuntadas en otra pagina de este cuaderno [114].

234         Terminada la confesión, mi espíritu se sumergió en Dios y permanecí orando durante tres horas, y me parecieron unos pocos minutos.  Desde entonces no pongo obstáculos a la gracia que obra en mi alma.  Jesús sabia por que yo tenia miedo de tratar con Él [115], y no se ofendía en absoluto.  Desde el momento en que el Padre me aseguró que no se trataba de ningunas ilusiones, sino de la gracia de Dios, trato de ser fiel a Dios en todo.  Ahora veo que son pocos los sacerdotes que comprenden toda la profundidad de la acción de Dios en el alma.  Desde aquel momento tengo las alas desatadas para el vuelo (108) y deseo volar hacia el ardor mismo del sol.  Mi vuelo no se detendrá hasta que no descanse en Él por la eternidad.  Si volamos muy alto, toda la oscuridad, la niebla y las nubes las tenemos debajo de los pies y toda la parte sensitiva de nuestro ser tiene que someterse al espíritu.

235                  Jesús, deseo la salvación de las almas, almas inmortales.  En el sacrificio desahogaré mi corazón, en el sacrificio que ni siquiera alguien sospecha; me anonadaré y quemaré inadvertidamente en el sagrado fuego del amor de Dios.  La presencia de Dios es la ayuda para que mi sacrificio sea perfecto y puro.
236                     Oh, qué equivocas son las apariencias y los juicios injustos.  Oh, cuantas veces la virtud sufre la opresión solo porque es silenciosa.  Convivir sinceramente con quienes molestan continuamente, eso requiere un gran espíritu de sacrificio.  Uno siente que sangra, pero las heridas no se ven.  Oh Jesús, cuantas cosas nos revelará solamente el ultimo día.  ¡Que alegría! De nuestros esfuerzos no se pierde nada.

237                    La Hora Santa.  En esta hora de adoración conocí todo el abismo de mi miseria.  Todo lo que hay de bueno en mi, es Tuyo, Señor, pero como soy tan miserable y pequeña, tengo el derecho de contar con Tu infinita misericordia.

238                    El anochecer, Jesús, mañana por la mañana he de pronunciar los votos perpetuos [116].  Pedí a todo el cielo y la tierra, y todo lo que existe llamé a agradecer a Dios por esta gran e inconcebible gracia.  De repente oí estas palabras:  Hija Mía, tu corazón es el cielo para Mí.   Todavía un momento de oración y después hay que salir corriendo ya que nos echan de todas partes, porque arreglan todo para mañana; la capilla, el refectorio, la sala, y la cocina, y nosotras debemos acostarnos (109).  Pero de dormir ni hablar.  La alegría quitó el sueño.  Pensaba ¿qué habrá en el cielo si ya aquí, en este destierro, Dios colma mi alma de tal modo?

239                    La oración durante la Santa Misa en el día de los votos perpetuos.  Hoy dejo mi corazón en la patena donde esta colocado Tu Corazón, Jesús, y hoy me ofrezco junto a Ti, a Dios, Padre Tuyo y mío, como victima de amor y de adoración.  Padre de misericordia, mira la ofrenda de mi corazón, pero a través de la herida del Corazón de Jesús.

1933 año V. 1 día.

La unión con Jesús en el día de los votos perpetuos.  Oh Jesús, Tu Corazón desde hoy es mi propiedad y mi corazón es Tu propiedad exclusiva.  El simple recuerdo de Tu Nombre, Jesús, es una delicia para mi corazón.  De verdad, no podría vivir ni un instante sin Ti, oh Jesús.  Hoy mi alma esta anegada en Ti, como en su único tesoro, Mi amor no conoce impedimentos en dar pruebas a su Dilecto.

Las palabras del Señor Jesús durante los votos perpetuos:  Esposa Mía, nuestros corazones están unidos por la eternidad.  Recuerda a quien [te] has consagrado… no es posible referir todo.

Mi petición [hecha] en el momento cuando me postré en cruz bajo el paño fúnebre [117].  Rogué al Señor que me concediera la gracia de no ofenderle nunca, con ningún pecado, ni el más pequeño, ni tampoco con una imperfección, voluntaria y conscientemente.

Jesús, en Ti confío, Jesús, Te amo con todo el corazón.

En los momentos más difíciles Tú eres mi Madre.

Por amor hacia Ti, oh Jesús, yo muero hoy completamente para mi misma y empiezo a vivir para la mayor gloria de Tu santo Nombre.

(110)          +  El amor.  Por amor, oh Santísima Trinidad, me ofrezco a Ti como victima de adoración, como holocausto de mi total anonadamiento y con este anonadamiento de mi misma, deseo la exaltación de tu Nombre, oh Señor.  Como un pequeñito pimpollo de rosa me arrojo a Tus pies, oh Señor; que el perfume de esta flor sea conocido solamente por Ti.

240            Tres peticiones en el día de los votos perpetuos, Jesús, yo sé que en el día de hoy no me negaras nada.

Primera petición.  Oh Jesús, mi amadísimo Esposo, Te ruego por el triunfo de la Iglesia, sobre todo en Rusia y en España, por la bendición para el Santo Padre Pío XI y todo el clero, por la gracia de conversión para los pecadores empedernidos; Te pido, oh Jesús, una bendición especial y luz para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida.

Segunda petición.  Por una bendición para nuestra Congregación, por gran fervor en la Congregación.  Bendice, oh Jesús, a la Madre General y a la Madre Maestra, y a todo el noviciado, y a todas las Superioras, a mis queridísimos padres; concede, oh Jesús, Tu gracia a nuestras alumnas, fortalécelas firmemente con Tu gracia para que las que dejan nuestras casas, no Te ofendan mas con ningún pecado.  Oh Jesús, Te ruego por la patria, defiéndela de los ataque de los enemigos.

Tercera petición.  Oh Jesús, Te ruego por las almas que mas necesitan la oración.  Te ruego por los agonizantes, sé misericordioso con ellos.  Te ruego también, oh Jesús, por la liberación de todas las almas del purgatorio.

Oh, Jesús, Te recomiendo las personas siguientes:  mis confesores, las personas recomendadas a mis plegarias, ciertas persona…., el Padre Andrasz, el Padre Czaputa y aquel sacerdote que conocí en Vilna [118], que ha de ser mi confesor, cierta alma…(111) y cierto sacerdote, cierto religioso a quien – Tu lo sabes, Jesús – debo muchísimo, y todas las personas que son recomendadas a mi plegaria.  Oh Jesús, en este día Tú puedes hacer todo para aquellos por los cuales Te ruego.  Para mi Te ruego, Señor, transfórmame completamente en Ti, mantenme siempre en el santo fervor para Tu gloria, dame la gracia y la fuerza del espíritu para cumplir en todo Tu santa voluntad.  Te agradezco, oh mi amadísimo Esposo, por la dignidad que me has ofrecido y especialmente por las insignias reales que desde hoy me adornan, y que ni siquiera los Ángeles tienen, que son; la cruz, la espada y la corona de espinas.  Pero sobre todo, oh Jesús mío, Te agradezco por Tu Corazón.  Él me basta por todo.

Oh Madre de Dios, Santísima Maria, Madre mía, Tu ahora eres mi Madre de modo más particular y esto porque Tu amado Hijo es mi Esposo, pues los dos somos Tus hijos.  Por consideración a Tu Hijo, debes amarme, Oh Maria, Madre mía amadísima, dirige mi vida interior de modo que sea agradable a Tu Hijo.

+ Oh Santo, Omnipotente Dios en este momento de la enorme gracia con la cual me unes a Ti para siempre, yo, pequeña nulidad, me arrojo a Tus pies con el mayor agradecimiento, como una pequeña, desconocida florecita y la fragancia de esta flor de amor subirá todos los días a Tu trono.

En los momentos de la lucha y los sufrimientos, de las tinieblas y las tempestades, de la añoranza y la tristeza, en los momentos de las pruebas difíciles, en los momentos en los cuales no seré comprendida por ninguna criatura y mas bien seré condenada y despreciada por todos, recordaré el día de los votos perpetuos, el día de una inconcebible gracia de Dios.

(112)                                                                                                                          1 V 1933

      241         JMJ.  Propósitos especiales de los ejercicios espirituales.  El amor al prójimo primero:  ser servicial con las hermanas; segundo:  no hablar de los ausentes y defender el buen nombre del prójimo; tercero:  alegrarse de los éxitos del prójimo.

242         + Oh Dios, cuanto deseo ser una niña pequeña.  Tú eres mi Padre, Tú sabes lo pequeñita y débil que soy, pues Te ruego, tenme cerca de Ti en todos los momentos de mi vida y especialmente en la hora de la muerte.  Oh Jesús, yo sé que Tu bondad supera la bondad de la mas tierna de las madres.

243                Agradeceré al Señor Jesús por cada humillación, rogaré especialmente por la persona que me ha dado la oportunidad de humillarme.  Me anonadaré a favor de las almas.  No reparar en ningún sacrificio, tirándose bajo los pies de las hermanas como una pequeña alfombra, sobre la cual pueden no solo caminar, sino que pueden también limpiarse los pies.  Mi lugar esta bajo los pies de las hermanas.  Lo procuraré en la práctica de manera inadvertida para los ojos humanos,  Basta que Dios lo vea.
244               Han empezado ya los días grises, cotidianos.  Han pasado los momentos solemnes de los votos perpetuos, pero en el alma ha quedado mucha gracia de Dios.  Siento que soy toda de Dios, siento que soy su hija, siento que soy totalmente la propiedad de Dios.  Lo noto incluso física y sensiblemente.  Estoy completamente tranquila por todo, porque sé que el deber del Esposo es pensar en mí.  Me he olvidado completamente de mi misma.  Mi confianza está puesta sin límites en su misericordiosísimo Corazón.  Estoy continuamente unida a Él.  Veo como si Jesús no pudiera ser feliz sin mi y yo sin Él.  Aunque entiendo bien que siendo Dios es feliz en Si mismo, y para ser feliz no necesita absolutamente ninguna criatura, no obstante su bondad lo fuerza a darse a las criaturas, y esto con una generosidad inconcebible.
245               (113)  Oh Jesús mío, ahora procuraré el honor y la gloria de Tu Nombre,  luchando hasta el día     en que Tu Mismo me digas:  Basta.  A cada alma que me ha confiado, oh Jesús, procuraré ayudarla con la oración y el sacrificio, para que Tu gracia pueda obrar en ella.  Oh gran Amante de las almas, oh Jesús mío, Te agradezco por esta gran confianza, ya que Te has dignado confiar estas almas a nuestro cuidado.  Oh días grises de trabajo, para mi no son tan grises en absoluto, porque cada momento me trae nuevas gracias y la oportunidad de hacer el bien.

Diario de Santa Faustina 218-228



(102)                                                                                                                                                                                                          Cracovia 21 IV 1933

+ A la mayor gloria de Dios.

Ejercicios espirituales de ocho dias antes de los votos perpetuos.

218 Hoy empiezo los ejercicios espirituales.  Jesús, Maestro mio, guiame, dispon de mi según Tu voluntad, purifica mi amor para que sea digna de Ti, haz de mi lo que desea Tu misericordiosisimo Corazon.  Jesús, en estos dias estaremos a solas, hasta el momento de nuestra union; mantenme, Jesús, en el recogimiento del espiritu.

219 Por la noche el Señor me dijo:  Hija Mia, que nada te asuste ni te perturbe, mantén una profunda tranquilidad, todo está en Mis manos, te haré entender todo por la boca del Padre Andrasz.  Sé como una niña frente a él.

Un momento delante del Santisimo Sacramento.

220 Oh Señor y mi eterno Creador, ¿cómo podré agradecerte por esta gran gracia de que Te dignaste elegirme a mi, miserable, como Tu esposa y me unes a Ti con un vinculo eterno?  Amabilisimo tesoro de mi corazon, Te ofrezco todos los actos de adoración y de de agradecimiento de las almas santas, de los coros angelicos y me uno especialmente a Tu Madre, Oh Maria, Madre mia, Te ruego humildemente, cubre mi alma con Tu manto virginal en este momento tan importante de mi vida, para que asi, me haga mas agradable a Tu Hijo y pueda glorificar dignamente la misericordia de Tu Hijo delante del mundo entero y durante toda la eternidad.

221      (103)  Hoy no pude entender la meditacion,.  Mi espiritu estaba admirablemente sumergido en Dios.  No pude forzarme a pensar en lo que el Padre decia durante los ejercicios espirituales.  A menudo no está en mi poder pensar según determinados esquemas, mi espiritu esta con el Señor y tal es mi meditacion.

222            Algunas palabras de mi conferencia con la Madre Maestra Maria Josefa.  Me aclaró muchas cosas y me tranquilizó respecto a la vida interior, [diciendo] que estoy en el buen camino.  Le agradeci al Señor Jesús por esta gran gracia, ya que ella era la primera entre las Superioras que no me engendraba dudas en este aspecto.  Oh, cuán infinitamente bueno es Dios.

223            Oh Hostia Viva, mi unica Fortaleza, Fuente de Amor y de Misericordia, abrazo al mundo entero, fortifica a las almas debiles.  Oh, bendito sea el instante y el momento en que Jesús [nos] dejó su misericordiosisimo Corazon.

224            Sufrir sin quejarse, consolar a los demas y ahorar sus propios sufrimientos en el Sacratisimo Corazon de Jesús.  Todos los momentos libres de los deberes los pasaré a los pies del Santisimo Sacramento.  A los pies del Señor buscaré luz, consuelo y fuerza.  Incesantemente mostraré el agradecimiento a Dios por la gran misericordia hacia mi, sin olvidarme jamas de los beneficios [que] me ofrecio y especialmente la gracia de la vocacion.

Me esconderé entre las hermanas como una violeta pequeña entre las azucenas.  Deseo florecer para mi Creador y Señor, olvidarme de mi misma, anonadarme completamente a favor de las almas inmortales es un deleita para mi.

225      (104) + Algunos de mis propositos.

            En lo que concierne a la confesion, elegiré lo que mas me humilla y cuesta.  A veces una pequeñez cuesta mas que algo mas grande.  Antes de cada confesion recordare la Pasion del Señor Jesús y con esto despertaré la contrición del corazon.  Si es posible, con la gracia de Dios, ejercitarse siempre en el dolor perfecto.  A esta contrición le dedicaré mas tiempo.  Antes de acercarme a la rejilla, entraré en el Corazon abierto y misericordiosisimo del Salvador.  Cuando me aleje de la rejilla, despertaré en mi alma una gran gratitud hacia la Santisima Trinidad por este extraordinario e inconcebible milagro de la misericordia que se produce en el alma; y cuanto mas miserable es mi alma, tanto mejor siento que el mar de la misericordia de Dios me absorbe y me da una enorme fuerza y fortaleza.

226      Las reglas que desobedezco con mas frecuencia:  a veces interrumpo el silencio, no obedezco el llamado de la campanilla, a veces me meto en los deberes de los demas; haré los maximos esfuerzos para corregirme.

            Evitar a las hermanas que murmuran y si no es posible evitarlas, por lo menos callar en presencia de ellas, dando a entender lo penoso que es para nosotras escuchar cosas similares.

No hacer caso a las consideraciones humanas, sino que tener en cuenta mi propia conciencia, el  testimonio que me da.  Tener a Dios como testigo de todas las obras.  Comportarme ahora y resolver cada asunto mio de tal modo como quisiera solucionarly y comportarme en el momento de la muerto.  Por eso en cada asunto siempre tener presente a Dios.

            Evitar los supuestos permisos [112].  Relatar a las Superioras aun las cosas pequeñas, si es posible detalladamente.  Fidelidad en las practicas de piedad; no pedir con facilidad excepciones de las practicas de piedad; callar, excepto durante el recreo; evitar bromas y palabras chistosas que hacen reir a los demas y rompen el silencio; valorar enormemente (105) las mas pequeñas prescripciones; no dejarse llevar por el frenesi del trabajp; interrumpir un momento para mirar hacia el cielo; hablar poco con la gente, pero mucho con Dios; evitar la familiaridad; fijarse poco en quien está conmigo y quien está en contra; no compartir con otros lo que he tenido que soportar; evitar de comunicarse en voz alta durante el trabajo; en los sufrimientos conservar la serenidad y el equilibrio; en los momentos difíciles recurrir a las llagas de Jesús, en las llegas de Jesús buscar consuelo, alivio, luz y fuerza.

227            + El las pruebas trataré de ver la amorosa mano de Dios.  No hay nada tan constante como el sufrimiento; él siempre hace fielmente compañía al alma.  Oh Jesús, en el amor hacia Ti no me dejaré superar por nadie.

228      +  Oh Jesús, escondido en el Santísimo sacramento, ves que hoy salgo del noviciado [113], haciendo los votos perpetuos.  Jesús, Tu conoces mi debilidad y mi pequeñez, por lo tanto desde hoy de modo mas particular paso a tu noviciado.  Sigo siendo novicia, pero novicia Tuya, Jesús, y Tu serás mi Maestro hasta el último día.  Todos los días vendré a Tus pies a tomar lecciones.  No emprenderé sola la mas pequeña cosa sin consultarte antes, como a mi Maestro, Oh Jesús, estoy tan contenta de que Tu Mismo me hayas atraído y recibido en tu noviciado, es decir en el Tabernáculo.  Pronunciando los votos perpetuos no me vuelvo en absoluto una religiosa perfecta no, no.  Sigo siendo una pequeña y débil novicia de Jesús y trataré de alcanzar la perfección como en los primeros días del noviciado, procurando tener la disposición del alma que tenia en el primer día, en que se abrió para mi la puerta del convento. 

Con la confianza y la sencillez de un niño pequeño, me entrego a Ti, Señor Jesús, mi Maestro; Te dejo una libertad absoluta de guiar mi alma.  Guíame por los caminos que Tu quieras; no voy a averiguarlos.  Te seguiré confiada.  Tu Corazón misericordioso lo puede todo.


Diario de Santa Faustina 183-217


183     Una mañana, después de la Santa Comunión, oí esta voz:  Deseo que Me acompañes cuando voy a los enfermos.   Contesté que estaba de acuerdo, pero un momento después reflexioné:  ¿Cómo voy a hacerlo? Dado que las hermanas del segundo coro [101] no acompañan al Santísimo Sacramento, siempre van las Hermanas Directoras.  (92)  Pensé que Jesús lo solucionaría.  Pocos minutos después, la Madre Rafaela mandó llamarme y me dijo:  Hermana, usted va a acompañar al Señor Jesús, cuando el sacerdote visite a los enfermos.  Y durante todo el tiempo de la probación, siempre iba con luz, acompañando a Jesús y como un oficial de Jesús procuraba siempre ceñirme con un pequeño cinturón de hierro [102], porque no estaría bien acompañar al Rey vestida como de costumbre.  Esa mortificación la ofrecía por los enfermos.

184    +  La Hora Santa.  Durante esta hora procuraba meditar la Pasión del Señor.  No obstante mi alma fue inundada de gozo y de repente ví. al pequeño Niño Jesús.  Y su Majestad me penetró y dije:  Jesús, Tú eres tan pequeño, pero yo sé que Tú eres mi Creador y Señor.  Y Jesús me contestó:  Lo soy y trato contigo como un niño para enseñarte la humildad y la sencillez.

Todos los sufrimientos y las dificultades las ofrecía a Jesús como una ofrenda floral para el día de nuestros desposorios perpetuos.  Nada me resultaba difícil al recordar que lo hacia por mi Esposo, como una prueba de mi amor hacia Él.


185    Mi silencio para Jesús.  Procuraba mantener un gran silencio por Jesús.  En medio del mayor
         ruido, Jesús siempre encontraba silencio en mi corazón, aunque a veces eso me costó mucho.  Pero por Jesús, ¿qué puede resultar grande por Aquel a quien amo con toda la fuerza de mi alma?

186   +  Hoy, Jesús me dijo:  Deseo que conozcas mas profundamente el amor que arde en Mi Corazón por las almas y tu comprenderás esto cuando medites Mi Pasión.  Apela a Mi misericordia para los pecadores, deseo su (93) salvación.  Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión.  Esta oración es la siguiente:

187    Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío.

188  En los últimos días de carnaval, mientras celebraba la Hora Santa, vi. Al Señor Jesús sufriendo la flagelación.  ¡Oh, que suplicio inimaginable!  Cuán terriblemente sufrió Jesús durante la flagelación!  Oh pobres pecadores, ¿cómo se encontrarán el día del juicio, con este Jesús a quien ahora están torturando tanto?  Su Sangre fluyó sobre el suelo y en algunos puntos la carne empezó a separarse.  Y vi. en la espalda algunos de sus huesos descarnados… Jesús emitía un gemido silencioso y un suspiro.

189      En cierta ocasión Jesús me dió a conocer lo mucho que le agrada el alma que observa fielmente la regla.  El alma obtiene mayor recompensa por ser fiel a la regla que por las penitencias y por grandes mortificaciones.  Pero si éstas son emprendidas fuera de la regla, aunque también reciben la recompensa, pero no superior a la de la regla.


190     Durante una adoración el Señor me pidió que me ofreciera a Él como victima por un sufrimiento que serviría de reparación en la causa de Dios y no solamente en general por los pecados del mundo, sino en particular por las faltas cometidas en esta casa.  Dije en seguida que sí, que estaba dispuesta.  No obstante, Jesús me dio a conocer lo que debía sufrir y en un solo momento se presentó y pasó delante de los ojos de mi alma todo el martirio.  Primero, mis intenciones no serian reconocidas, varias sospechas y desconfianzas, toda clase de humillaciones y contrariedades, no las enumero todas.  (94)  Delante de los ojos de mi alma todo se presentó como una tempestad sombría, de la que un momento después iban a soltarse rayos, que estaban esperando solamente mi consentimiento.  Mi alma quedó espantada durante un momento.  De repente sonó la campanilla para el almuerzo.  Salí de la capilla temblorosa e indecisa.  Sin embargo aquel sacrificio estaba continuamente delante de mi, porque ni había decidido aceptarlo ni tampoco había dicho no al Señor.  Quería someterme a su voluntad.  Si Jesús Mismo me la asignaba, estaba preparada.  Pero Jesús me dio a conocer que era yo quien debía aceptar voluntariamente y con pleno conocimiento, porque si no, no tendría ningún significado.  Todo su valor consistía en mi acto voluntario frente a Él, pero al mismo tiempo el Señor me dio a conocer que eso estaba en mi poder.  Lo podía hacer, pero [podía] también no hacerlo.  En aquel momento contesté: Jesús, acepto todo, cualquier cosa que quieras mandarme; confío en Tu bondad.  En un instante sentí que con este acto rendí un gran honor a Dios.  Pero me armé de paciencia.  Al salir de la capilla, me enfrenté en seguida con la realidad.  No quiero describirlo con detalles, pero hubo tanto cuanto pude soportar, no hubiera podido soportar ni una gota más.

191     + Una mañana, oí en el alma estas palabras:  Ve a la Madre General [103] y dile que tal cosa, en tal casa no Me agrada.  No puedo decir qué cosa ni en que casa, pero a la Madre General se lo dije, aunque me costó muchísimo.

192     Una vez me cargué con una espantosa tentación que atormentaba a una de nuestras alumnas en la casa de Varsovia.  Era la tentación del suicidio.  Sufrí durante siete días y después de siete días Jesús le concedió la gracia y entonces terminó mi sufrimiento.  Es un gran sufrimiento.  A menudo me cargo con tormentos de nuestras alumnas.  Jesús me lo permite, y los confesores [también] [104].

193     (95) Mi corazón es la morada estable de Jesús.  Además de Jesús nadie tiene acceso a él.  De Jesús recojo fuerzas para luchar contra todas las dificultades y contrariedades.  Deseo transformarme en Jesús para poder dedicarme perfectamente a las almas.  Sin Jesús no me acercaría a las almas, porque sé lo que soy yo por mi misma.  Absorbo a Dios en mí, para entregarlo a las almas.

194     + 27 III.  Deseo cansarme, trabajar, anonadarme por nuestra obra de salvacion de las almas inmortales.  No importa si estos esfuerzos acortan mi vida, dado que ella ya no me pertenece, porque es la propiedad de la Congregación.  Por la fidelidad a la Congregación deseo ser util a toda la Iglesia.

195     Oh Jesús, hoy mi alma está como ensombrecida por el sufrimiento.  Ni un solo rayo de luz.  La tormenta arrecia y Jesús está dormido.  Oh mi Maestro, no voy a despertarte, no voy a interrumpir Tu dulce sueño.  Yo creo que Tú me estás fortificando, sin que yo lo sepa.

Hay horas enteras en las cuales Te adoro, oh Pan Vivo, entre una gran aridez del alma.  Oh Jesús, Amor Puro, no necesito consolaciones, me alimento de Tu voluntad, oh Soberano.  Tu voluntad es el fin de mi existencia.  Me parece que el mundo entero está a mi servicio y depende de mi.  Tu, oh Señor comprendes mi alma en todas sus aspiraciones.

            Jesús, cuando yo misma no puedo cantarte el himno del amor, admiro el canto de los serafines, tan amados por Ti.  Deseo, como hacen ellos, ahogarme en Ti.  A tal amor nada puede detenerlo, porque ninguna fuerza tiene poder sobre él.  El se parece a un relámpago que ilumina la oscuridad, (96) pero no se queda en ella.  Oh Maestro mío, Tú Mismo modela mi alma según Tu voluntad y Tus proyectos eternos.

196  Cierta persona se propuso como tarea ejercitarme de distintos modos en la virtud.  Un día me detuvo en el pasillo y empezó por decirme que no tenia por que llamarme la atención, no obstante me mandó estar de pie durante media hora enfrente de la pequeña capilla [105] y esperar a la Madre Superiora, y cuando aquella regresara después del recreo [106], inculparme de diversas cosas, que ella me dijo para que me acusara de ellas.  Aunque en el alma no tenia la menor idea de eso, no obstante obedecí y esperé media hora a la Superiora.  Cada hermana que pasaba a mi lado, miraba sonriendo.  Al haberme acusado frente a la Madre Superiora [107], me mandó al confesor, cuando me acerqué a la confesión, el sacerdote se dio cuenta en seguida de que eso era algo que no procedía de mi alma, y que yo no tenia la menor idea de aquellas cosas y se extrañó de que aquella persona hubiera podido decidirse a dar tales órdenes.

197      Oh  Iglesia de Dios, tú eres la mejor madre, sólo tu sabes educar y hacer crecer al alma.  Oh,   cuanto amor y cuanta veneración tengo para la Iglesia, la mejor de las madres.

198  Una vez el Señor me dijo:  Hija Mía, tu confianza y tu amor impiden Mi justicia y no puedo castigar porque Me lo impides.  Oh. Cuanta fuerza tiene el alma llena de confianza.

199            Cuando pienso en los votos perpetuos y en quien es Aquel que desea unirse a mí, este pensamiento me induce a meditar sobre Él durante horas enteras.  ¿Cómo va a suceder esto?  Tú eres Dios y yo una criatura Tuya, Tú eres el Rey Inmortal y yo una mendiga y la miseria misma.  Pero ahora ya lo tengo todo claro en realidad, (97) este abismo, Señor, lo llenarán Tu gracia y amor.  Este amor llenará el abismo que hay entre Tú, Jesús, y yo.

200            Oh Jesús, que profundamente herida queda un alma cuando trata siempre de ser sincera y la acusan de hipocresía, y la tratan con desconfianza.  Oh Jesús, Tu has sufrido esto también para dar una reparación a Tu Padre.


201  Deseo esconderme de manera que ninguna criatura conozca mi corazón, Oh Jesús, solo Tú conoces mi corazón y lo posees totalmente.   Nadie conoce nuestro secreto; con una mirada nos entendemos mutuamente.  Desde el momento en que nos hemos conocido, soy feliz.  Tu grandeza me llena plenamente.  Oh Jesús, cuando estoy en el último lugar y el más bajo de las postulantes, incluso las más jóvenes, entonces me siento en el lugar apropiado para mí.  No sabía que en aquellos rinconcitos oscuros el Señor había colocado tanta felicidad.  Ahora entiendo que incluso en la cárcel, de un corazón puro puede prorrumpir una abundancia de amor por Ti. Señor.  Las cosas exteriores no tienen importancia para un amor puro, él penetra todo.  Ni las puertas de una cárcel, ni las puertas del cielo presentan alguna fuerza para él.  Él llega a Dios Mismo y nada es capaz de apagarlo.  Para él no existen barreras, es libre como un rey y tiene la entrada libre en todas partes.  La muerte misma tiene que bajar la cabeza frente a él…

202      Hoy ha venido a visitarme una hermana mía de sangre [108].  Cuando me ha contado sus intenciones, he temblado de miedo, ¿es posible esto?  Esta querida alma bella frente a Dios, no obstante unas grandes tinieblas habían bajado sobre ella y no sabia defenderse.  Todo lo veía en negro.  El buen Dios me la ha confiado, durante dos semanas puede trabajar sobre ella.  Sin embargo, cuantos sacrificios me ha costado, solamente Dios lo sabe.  Por ninguna otra alma he llevado al trono de Dios tantos sacrificios, sufrimientos y oraciones como por ella.  (98)  Sentía que había forzado a Dios a concederle la gracia.  Cuando pienso en todo esto, veo un verdadero milagro.  Ahora veo cuanto poder tiene la plegaria de intercesión ante Dios.

203            Ahora, en esta Cuaresma, a menudo siento la Pasión del Señor en mi cuerpo; todo lo que sufrió Jesús, lo vivo profundamente en mi corazón, aunque por fuera mis sufrimientos no se delatan por nada, solamente el confesor sabe de ellos.

204  Una breve conversación con la Madre Maestra [109].  Cuando le pregunte por algunos detalles para progresar en la vida interior, esta santa Madre me contesto a todo con gran claridad de argumentos.  Me dijo:  Si usted, hermana, continua cooperando así con la gracia de Dios, estará a un paso de una estrecha unión con Dios.  Usted, comprende en que sentido lo digo.  Que la fidelidad a la gracia del Señor sea su característica.  No a todas las almas Dios las conduce por este camino. 

205  +Pascua de resurrección.  Hoy durante la ceremonia pascual, vi. al Señor Jesús [en] un gran esplendor se acercó a mi y me dijo:  Paz a ustedes, hijos Míos, y levantó la mano y nos bendijo.  Las llagas de las manos y de los pies, y del costado no estaban borradas sino resplandecientes.  Luego me miró con tanta benevolencia y amor, que mi alma se sumergió totalmente en Él, y me dijo:  Has tomado gran parte en Mi Pasión, por eso te doy esta gran participación en Mi gloria y en Mi alegría.  Toda la ceremonia pascual me pareció un minuto.  Un extraño recogimiento envolvió mi alma y se mantuvo durante toda la fiesta.  La amabilidad de Jesús es tan grande que es imposible expresarla.

206  (99)  Al día siguiente, después de la Santa Comunión oí la voz:  Hija Mía, mira hacia el abismo de Mi misericordia y rinde honor y gloria a esta misericordia Mía, y hazlo de este modo: Reúne a todos los pecadores del mundo entero y sumérgelos en el abismo de Mi misericordia.  Deseo darme a las almas, deseo las almas, hija Mía.  El día de Mi Fiesta, la Fiesta de la Misericordia – recorrerás el mundo entero y traerás a las almas desfallecidas a la fuente de Mi misericordia.  Yo las sanaré y las fortificaré.

207  Hoy recé por un alma agonizante que estaba muriendo sin los santos sacramentos, aunque los deseaba ardientemente.  Pero ya era demasiado tarde.  Se trata de una pariente mía, la esposa de un tío paterno.  Era un alma querida de Dios.  En aquel momento no hubo distancia para nosotras.

208  Oh vosotros, pequeños, insignificantes sacrificios cotidianos, sois para mi como las flores del campo con las cuales cubro los pies del amado Jesús.  A veces, yo comparo estas pequeñeces con las virtudes heroicas, porque para su incesante continuidad exigen heroísmo.

209  Durante los sufrimientos no busco ayuda de las criaturas, sino que Dios es todo para mí, aunque a veces me parece que el Señor tampoco me escucha.  Me armo de paciencia y de silencio, como la paloma que no se queja ni muestra dolor cuando le quitan sus pequeños.  Deseo volar hacia el ardor mismo del sol y no quiero detenerme entre el humo y la neblina.  No me cansaré, porque me he apoyado en Ti ¡mi fuerza!

210  Ruego ardientemente al Señor que se digne reforzar mi fe para que en mi gris vida cotidiana no me guíe según las consideraciones humanas, sino según el espíritu.  Oh, como todo atrae al hombre hacia la tierra, pero una fe viva mantiene el alma en una espera mas alta y al amor propio le asigna el lugar que le corresponde, es decir, el último.

211  (100) + Una oscuridad terrible cae nuevamente sobre mi alma.  Me parece que estoy bajo la influencia de ilusiones.  Cuando fui a confesarme para obtener luz y serenidad, no las encontré.  El confesor [110] me creó todavía mas dudas de las que tenía antes.  Me dijo:  No puedo entender qué poder obra en usted, hermana, tal vez Dios o tal vez el espíritu maligno.  Al alejarme del confesionario, empecé a considerar sus palabras.  Cuanto más las contemplaba, tanto mas mi alma se hundía en la oscuridad.  ¿Qué hacer, Jesús?  Cuando Jesús se acercaba a mí bondadosamente, yo tenía miedo.  ¿Eres verdaderamente Tú, Jesús?  Por un lado me atrae el amor, por el otro el miedo.  Que tormento, no sé describirlo.

212 Cuando fui a confesarme de nuevo, recibi la respuesta:  Yo no la entiendo a usted, hermana, es mejor que usted no se confiese conmigo.  Dios mio, yo tengo que hacerme tanta violencia antes de decir cualquier cosa sobre mi vida interior y he aquí la respuesta que obtengo ¡yo no la entiendo!

213 Cuando me alejé del confesionario fui asaltada por innumerables tormentos.  Fui delante del Santisimo sacramento y dije:  Jesús, sálvame.  Tu ves que soy debil.  Entonces escuche estas palabras:  Durante los ejercicios espirituales, antes de los votos perpetuos, te daré una ayuda.  Fortalecida por estas palabras, comencé a avanzar sin pedir consejo a nadie; sin embargo sentia tanta desconfianza hacia mi misma, que decidí acabar con esas dudas una vez por todas.  Asi pues, esperaba ansiosamente esos ejercicios espirituales que debian preceder los votos perpetuos; ya unos dias antes pedia incesamente al Señor la luz para el sacerdote que iba a confesarme, para que él decidiera de una vez, categóricamente, sí o no, y yo pensaba:  Estaré tranquila una vez por toda.s  Pero estaba preocupada si alguien quisiera escuchar todas esas cosas.  Sin embargo, decidi no pensar nada en eso, y tener toda la confianza en el Señor.  Me resonaban esas palabras:  “Durante los ejercicios espirituales.”

214 (101) Todo ya está preparado.  Mañana por la mañana hemos de salir a Cracovia para los ejercicios espirituales.  Hoy entré en la capilla para agradecer a Dios las innumerables gracias que me había concedido durante esos cinco meses.  Mi corazon estaba profundamente conmovido frente a trantas gracias y la tutela de las Superioras.

215  Hija Mia, quedate tranquila, Me encargo de todos los asuntos.  Yo Mismo los resolveré con las Superioras y con el confesor.  Habla con el Padre Andrasz con la misma sencilles y confianza con la que hablas Conmigo.

216  Hoy [18 IV 1933] llegamos a Cracovia.  Qué alegria encontrarme nuevamente aquí, donde aprendi a dar los primeros pasos en la vida espiritual.  La querida Madre Maestra, [111] siempre la misma, alegre y llena de amor al projimo.  Entré un momento en la capilla; la alegria inundó mi alma.  En un momento me acordé de todo un mar de gracias que había recibido aquí siendo novicia.

217  Y hoy empezamos a reunirnos todas para ir por una hora al noviciado.  La Madre Maestra M. Josefa nos dirigió algunas palabras y preparó el plan de los ejercicios espirituales.  Cuando nos decia esas pocas palabras, me vino delante de los ojos todo lo bueno que esa querida Madre había hecho por nosotras.  Senti en el alma un gran agradecimiento hacia ella.  La pena de estar en el noviciado por ultima vez, estrechó mi corazon.  Ya debo luchar con Jesús, trabajar con Jesús, sufrir con Jesús; en una palabra, vivir y morir con Jesús.  La Maestra ya no seguira mis pasos para instruirme, advertirme, amonestarme, alentarme o reprenderme.  Sola, siento un extraáo miedo.  Oh Jesús, da algun remedio.  Sí, tendré la Superiora, es verdad, pero desde ahora estaré mas sola.


Diario de Santa Faustina 164-182


164   (83) + JMJ                                                                                                 Varsovia, año 1933

La probación antes de los votos perpetuos [91]

Cuando supe que debía salir a la probación, la alegría latió en mi corazón frente a la gracia tan inconcebible, como lo es el voto perpetuo.  Fui donde estaba el Santísimo Sacramento y cuando me sumergí en una oración de gracias, oí en el alma estas palabras:  Niña Mía, tú eres Mi deleite, tú eres la frescura de Mi Corazón.  Te concedo tantas gracias, cuantas puedes llevar.  Siempre que quieras agradarme, habla al mundo de Mi gran e insondable misericordia.

165   Algunas semanas antes de que me anunciaran la probación, al haber entrado yo un momento en la capilla, Jesús me había dicho:  En este momento las Superioras están anunciando cuales de las hermanas tendrán los votos perpetuos.  No todas obtendrán esta gracia, pero son ellas mismas las que tienen la culpa.  Quien no se beneficia de las gracias pequeñas – no recibirá las grandes.  Pero a ti, niña Mía, esta gracia es concedida.   Un asombro gozoso envolvió mi alma y eso porque unos días antes una de las hermanas me había dicho, usted hermana, no tendrá la tercera probación.  Yo misma procurare que usted no sea admitida a los votos.  No había contestado a aquella hermana, pero eso fue muy desagradable para mí, sin embargo traté de esconder mi dolor, cuanto pude.

Oh, Jesús, que admirable es Tu obrar.  Ahora veo que los hombres por si solos pueden muy poco, porque tuve la probación tal y como me había dicho Jesús.

166    En la oración siempre encuentro luz y fortaleza del espíritu, aunque a veces hay momentos pesados y muy desagradables, hasta tal punto que a veces no se alcanza a comprender que tales cosas pueden suceder en un convento.  Por razones misteriosas Dios lo permite a veces, pero eso sucede siempre para que en el alma destaque una virtud, o para que se forme.  Para esto sirven los disgustos.

167      (84)  Hoy [noviembre de 1932] llegué a Varsovia para la tercera probación.  Tras un cordial saludo con las queridas Madres, entré un momento en la pequeña capilla.  La presencia de Dios inundó mi alma y oí estas palabras:  Hija Mía, deseo que tu corazón sea formado a semejanza de Mi Corazón misericordioso.  Debes ser impregnada completamente de Mi misericordia.

La querida Madre Maestra [92] en seguida me preguntó si este año había hecho los ejercicios espirituales.  Contesté que no.  “Pues, primero, tiene que hacer usted por lo menos tres días de ejercicios espirituales.”

Gracias a Dios, en Walendów [93] había ejercicios espirituales de ocho días, así que pude aprovecharlos.  Sin embargo empezaron las dificultades cuando se trató de ir a esos ejercicios.  Cierta persona estaba muy en contra, y yo ya no iba a partir.  Después de comer fui a una adoración de cinco minutos.  Entonces vi. a Jesús que me dijo:  Hija Mía, te estoy preparando muchas gracias que recibirás durante los ejercicios espirituales, que empezarás mañana.   Contesté:  Jesús, los ejercicios han empezado ya, y yo no voy a ir.  Y me dijo: Tú, prepárate, porque mañana empezarás los ejercicios espirituales y tu salida, Yo la arreglaré con tus Superioras.  Y Jesús desapareció repentinamente.  Me puse a pensar en cómo sucedería eso.  Pero en un solo instante dejé de pensarlo, dedicando ese momento a la oración, pidiendo al Espíritu Santo que me diera la luz para conocer toda la miseria que soy.  Y después de un instante Salí de la capilla a mis deberes.  Poco después la Madre General [94] me llama y me dice:  Hermana, hoy mismo usted irá a Walendów con la Madre Valeria, para que ya desde mañana pueda empezar los ejercicios espirituales.  Afortunadamente está [aquí] la Madre Valeria, entonces irán juntas.  No habían pasado dos horas y ya estaba en Walendów.  Me ensimismé un momento y entendí que solamente Jesús pudo solucionar las cosas de esta manera.

168      (85)  Cuando me vio aquella persona que se oponía intensamente a que yo hiciera los ejercicios espirituales, mostró su sorpresa y su descontento.  Sin embargo yo, sin reparar en nada, la saludé cordialmente y fui a hacer una visita al Señor, para pedir instrucciones cómo comportarme durante los ejercicios espirituales.

169      Mi conversación con el Señor Jesús antes de empezar los ejercicios espirituales.  Jesús me dijo que esos ejercicios serian un poco diferente de los otros.  Al tratar Conmigo procurarás alcanzar una profunda calma.  Eliminaré todas las incertidumbres al respecto.  Yo sé que ahora estás tranquila, mientras te estoy hablando; pero en cuanto deje de hablar, empezarás a buscar dudas, pero has de saber que fortaleceré tu alma hasta tal punto que aunque quisieras inquietarte no estaría en tu poder.  Y como prueba de que soy Yo quien te habla, el segundo día de los ejercicios espirituales irás a confesarte con el sacerdote que dirige los ejercicios.  Irás a él en cuanto termine la meditación y preséntale los temores que tienes respecto a Mi, y Yo te contestaré por su boca y entonces terminarán tus dudas.  Durante esos ejercicios espirituales observa un silencio tan riguroso como si en tu alrededor no existiera nada.  Hablarás solamente Conmigo y con el confesor, a las Superioras les pedirás solamente penitencias.  Me alegré muchísimo de que el Señor Jesús me hubiera mostrado tanta benevolencia y de que se hubiera humillado hacia mí.

170        Primer día de los ejercicios espirituales.  Por la mañana procuré ser la primera en llegar a la capilla, antes de la meditación tuve todavía un momento para la oración al Espíritu Santo y a la Santísima Madre.  Pedí ardientemente a la Virgen que me obtuviera la gracia de ser fiel a esas inspiraciones interiores y que yo cumpliera fielmente toda la voluntad de Dios.  Inicié esos ejercicios con un ánimo muy especial.

171      (86)  Lucha por mantener el silencio.  Como sucede normalmente, a los ejercicios espirituales vienen hermanas de varias casas.  Una de las hermanas que yo no había visto desde hacia mucho tiempo, vino a mi celda y dijo que tenia algo que decirme.  No le contesté nada y ella se dio cuenta de que yo no quería romper el silencio.  Me contestó:  No sabia, hermana, que usted fuera tan rara, y se fue.  Entendí que esa persona no tenia otro interés hacia mi que el de satisfacer su curioso amor propio.  Oh Dios mantenme en la fidelidad.

172     El Padre [95] que dirigía los ejercicios espirituales, era de América.  Vino a Polonia por poco       tiempo y coincidió que nos predicara los ejercicios a nosotras.  En ese hombre se reflejaba una profunda vida interior.  Su aspecto revelaba la grandeza del espíritu; la mortificación y el recogimiento caracterizaban a aquel sacerdote.  Sin embargo, a pesar de las grandes virtudes que aquel sacerdote poseía, experimenté enormes dificultades para revelarle mi alma en cuanto a las gracias, porque en cuanto a los pecados es siempre fácil, pero en lo que se refiere a las gracias, de verdad tengo que imponerme un gran esfuerzo y aun con esto no digo todo.

173Tentaciones de Satanás durante las meditaciones.  Me invadió extrañamente el temor de que el sacerdote no me entendiera o no tuviera tiempo para que pudiera exponerle todo.  ¿Cómo le hablaré de todo esto?  Si fuese el Padre Bukowski, me resultaría más fácil, pero a este jesuita lo veo por primera vez.  En ese momento me vino a la mente el consejo del Padre Bukowski [96], quien me había dicho que cuando hiciera los ejercicios espirituales, debería tomar nota, aunque brevemente, de la luz que Dios me mandaría y por lo menos de eso darle cuenta, aunque brevemente.  Oh Dios mío, un día y medio me ha pasado tan fácilmente:  ahora esta empezando la lucha de vida o muerte.  Dentro de media hora debe haber la meditación y después tengo que ir a confesarme.  Satanás me hace creer que si las Superioras dijeron que mi vida es una ilusión, ¿para qué preguntar todavía (87) y molestar al confesor?  Después de todo, la M. X [97] te dijo que Jesús no tiene ese tipo de relaciones con almas tan miserables; lo mismo te dirá ese confesor.  ¿A qué hablar de esto?  Al fin y al cabo no son pecados, y la Madre X te dijo explícitamente que todos esos contactos con el Señor Jesús son un sueño, pura histeria, pues, ¿para qué hablar de eso a ese sacerdote?  Vas a hacer mejor si lo rechazas todo como una ilusión.  Mira, cuántas humillaciones sufriste y cuántas sufrirás todavía, además las hermanas saben que eres histérica.  ¡Oh Jesús!, grité con toda la fuerza de mi alma.  Justo en aquel momento el Padre salió para dar la conferencia.  Habló brevemente, como si tuviera prisa.  Terminada la conferencia se sentó en el confesionario.  Miré alrededor, ninguna hermana se acercaba.  Me levanté rápidamente de mi reclinatorio y en un momento estaba junto a la rejilla.  No hubo tiempo para ninguna reflexión.



174      En vez de hablar al Padre de mis dudas que me fueron infundidas respecto a Jesús, comencé a relatarle todas las tentaciones que he descrito arriba.  Sin embargo el confesor se dio cuenta en seguida de mi situación y dijo:  Hermana, usted no confía en Jesús, porque se comporta con usted con tanta benevolencia.  Pues, hermana, este completamente tranquila.  Jesús es su Maestro y su comunión con Jesús no es ni una histeria, ni un sueño, ni una ilusión.  Sepa hermana, que está en el buen camino.  Trate de ser fiel a estas gracias y no debe evitarlas.  No es nada necesario que usted hable de estas gracias interiores a las Superioras, si no fuera por una orden clara de Jesús, y antes consulte al confesor.  Pero si Jesús pide alguna cosa que está al exterior, entonces, tras consultar al confesor, usted debe cumplir lo que el Señor pide, aunque eso la cueste muchísimo.  Y por otra parte, usted, hermana tiene que hablar de todo con el confesor.  No hay absolutamente otro camino para usted.  Ore, hermana (88), para obtener un director espiritual, porque en el caso contrario, usted desperdiciará estos grandes dones de Dios.  Le repito otra vez esté tranquila, usted está en el buen camino.  Ignore todo y siempre sea fiel al Señor Jesús, sin reparar en lo que digan de usted, hermana.  Precisamente con tales almas miserables el Señor Jesús trata de esta manera y cuánto mas usted se humille, tanto mas Jesús se unirá a usted.

175      Cuando me alejé de la rejilla, una alegría inconcebible inundó mi alma hasta tal punto que me retiré a un lugar apartado en el jardín, para esconderme de las hermanas y permitir al corazón desbordarse plenamente hacia Dios.  La presencia de Dios me penetró por completo y en un solo momento toda mi nada se sumergió en Dios y en aquel momento sentí, es decir distinguí las Tres Personas Divinas que habitaban en mí, y la paz que tenia en el alma era tan grande que me asombraba yo misma, de cómo había sido posible estar intranquila.

176      + Propósito:  Fidelidad a las inspiraciones interiores, aunque eso me costara no sé cuánto.  No hacer nada por mi misma sin consultar antes al confesor.

177      +Renovación de los votos.  Desde la primera hora, cuando me desperté, en seguida mi alma se sumergió entera en Dios, en este océano de amor.  Sentía que estaba toda sumergida entera en Él.  Durante la Santa Misa mi amor hacia Él alcanzó una gran intensidad.  Después de renovar los votos y de la Santa Comunión, de repente vi. al Señor Jesús que me dijo con benevolencia:  Hija Mía, mira Mi Corazón misericordioso.  Cuando me fijé en este Corazón Santísimo, salieron los mismos rayos que están en la imagen, como Sangre y Agua, y entendí lo grande que es la misericordia del Señor.  Y Jesús volvió a decir muy amablemente:  Hija Mía, habla a los sacerdotes de esta inconcebible misericordia Mía.  Me queman las llamas de la misericordia, las quiero derramar sobre las almas, [y] las almas no quieren creer en Mi bondad.  De repente Jesús desapareció.  Sin embargo, todo el día mi espíritu estuvo (89) sumergido en la sensible presencia de Dios, a pesar del ruido y de la conversación que suele haber después de los ejercicios espirituales.  A mi eso no me molestó nada.  Mi espíritu estaba en Dios, a pesar de que exteriormente yo tomaba parte en las conversaciones y hasta fui con una visita a Derdy [98].

178      Hoy empezamos la tercera probación [99].  Nos reunimos las tres junto a la M. Margarita, porque las demás hermanas tenían la tercera probación en el noviciado.  La Madre Margarita empezó con una plegaria y una explicación sobre lo que consiste la tercera probación, y recordó lo grande que es la gracia de los votos perpetuos.  De repente me vino un gran llanto.  En un solo momento, delante de los ojos de mi alma aparecieron todas las gracias de Dios y me vi. tan miserable e ingrata frente a Dios.  Las hermanas empezaron a reprenderme ¿por qué se puso a llorar tanto? Pero la Madre Maestra me defendió y dijo que eso no la asombraba.

Terminada la hora fui delante del Santísimo sacramento y como la miseria y la nada más
grandes, le suplique por su misericordia y que se dignara sanar y purificar mi pobre alma.  De repente oí estas palabras:  Hija Mía, todas tus miserias han sido quemadas en el fuego de Mi amor, como una pajita arrojada en unas llamas enormes.  Y con esta humillación atraes a ti y a otras almas todo el mar de Mi misericordia.  Y contesté: Jesús, forma mi pobre corazón según Tu divina complacencia. 

179     Durante todo el periodo de la probación mi tarea fue la de ayudar a la hermana en el vestuario [100].  Esta tarea me dio muchas ocasiones para ejercitarme en las virtudes.  Más de una vez, iba tres veces [seguidas] a llevar ropa interior a ciertas hermanas y no era suficiente para satisfacerlas.  Pero conocí también grandes virtudes de algunas hermanas, que pedían siempre traerles (90) lo peor de todo el vestuario.  Admiraba ese espíritu de humildad y de mortificación.

180      + Durante el Adviento se despertó en mi alma un vivo deseo de Dios.  Mi espíritu anhelaba a Dios con toda la fuerza de su ser.  En aquel tiempo el Señor me dio mucha luz para que conociera sus atributos.

El primer atributo que el Señor me dio a conocer, fue su Santidad.  Esta Santidad es tan grande que delante de Él tiemblan todas las Potencias y todas las Fuerzas.  Los espíritus puros encubren sus rostros y se sumergen en adoración permanente, y la única expresión de su adoración sin límites es Santo… La Santidad de Dios es derramada sobre la Iglesia de Dios y sobre cada alma que vive en ella pero no en grado igual.  Hay almas completamente divinizadas, pero hay también almas apenas vivas.

El segundo atributo que el Señor me dio a conocer, fue su Justicia.  Su Justicia es tan grande y penetrante que llega hasta el fondo de la esencia de las cosas y delante de Él todo se presenta en desnuda verdad, y nada podría continuar subsistiendo.

El tercer atributo fue el Amor y la Misericordia.  Y entendí que el mayor atributo es el Amor y la Misericordia.  El une la criatura al Creador.  El amor más grande y el abismo de la misericordia los reconozco en la Encarnación del Verbo, en su redención, y de esto entendí que éste es el más grande atributo de Dios.

181      Hoy limpiaba la habitación de una de las hermanas.  A pesar de que trataba de limpiarla con máximo esmero, ella me seguía diciendo durante todo el tiempo: Aquí hay polvo, allí una manchita en el suelo.  A cada señal suya yo pasaba y repasaba lo mismo, hasta diez veces (91), para tenerla contenta.  No es el trabajo que cansa sino la habladuría y las exigencias desmedidas.  No la satisfizo mi martirio de un día entero, sino que fue a la Maestra para quejarse.  Le digo, Madre, ¡qué hermana tan desatenta!, no sabe apresurase.  Al día siguiente fui a hacer el mismo trabajo sin una palabra de explicación.  Cuando volvió a molestarme, pensé: Jesús, es posible ser un mártir silencioso; las fuerzas disminuyen no por el trabajo, sino por este martirio.

182      Comprendí que algunas personas tienen un don especial de atormentar a los demás.  Los  ejercitan a más no poder.  Pobre aquella alma que cae bajo su mano.  No cuenta nada, las mejores cosas son juzgadas al revés.

+ Vigila de la Noche Buena

         Hoy me uní estrechamente a la Santísima Virgen, viví sus momentos íntimos.  Por la noche, antes de partir “oplatek”*, entré en la capilla, para intercambiarlo espiritualmente con las personas queridas y pedí a la Virgen las gracias para ellas.  Mi espíritu estaba sumergido completamente en Dios.  Durante la Santa Misa de Medianoche vi. al Niño Jesús en la Hostia; mi

         Espíritu se sumergió en Él.  Aunque era un Niñito, su Majestad penetró mi alma.  Me impresionó profundamente este misterio, este gran humillarse de Dios, este inconcebible anonadamiento Suyo.  Durante toda la fiesta de la Navidad lo tuve vivo en el alma.  Oh, nosotros nunca comprenderemos este gran humillarse de Dios; cuanto mas lo medito [aquí la frase ha quedado interrumpida].



         * En Polonia antes de empezar la cena de la Nochebuena, todos los miembros de la familia y otras personas reunidas en torno a la mesa navideña, parten “oplatek” (leer – opuatek, que es un trozo de la hostia no consagrada) y se dan augurios para todo el año.  Es una tradición muy antigua y muy difundida.